JIM quiere que un grueso de los futbolistas que apenas han participado esta temporada, algunos por constantes problemas físicos y otros por un rendimiento impropio dentro del marco profesional, sean la avanzadilla de la recuperación a partir del encuentro en Lugo. Ha habladp de Igbekeme y de Adrián. También de Bermejo. Hay más como Atienza, Zanimacchia, el Toro, Vuckic, Larrazabal, Tejero... Y de los habituales, necesitan crecer Vigaray, Nieto, Eguaras, Ros. El problema es colectivo principalmente porque el nivel individual no les alcanza a muchos para agruparse entorno a una idea, a una identidad de ejército fiable. Como el mercado de invierno es por lo general una incógnita y no siempre despejarla resulta agradable, además de que la propiedad no está dispuesta a colaborar con su patrimonio, el nuevo entrenador parece tener asumido que llegará algún refuerzo, pero que una buena parte de los que están serán los responsables de evitar el descenso. JIM, por si fuera poco, deberá ejercer de psicólogo de un bloque derrotado por las derrotas, lo que acentúa sus vergüenzas físicas al menor contratiempo. El nuevo entrenador que sabe, como todos su colegas, que si siempre ha dependido de la plantillas, en este ocasión, más que nunca, ha pedido energía positiva a la familia zaragocista. Lo que le hace falta es una central nuclear y un creyente capaz de correr a zancadas por encima del mar de uranio que contamina el futuro y quema la supervivencia del club..
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Alfonso Hernández
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